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Joya de arte Cisterciense en Aragón y uno de los conjuntos monásticos medievales mejor conservado de toda Europa, su origen se retoma a 1182 cuando el primer Rey de la Corona de Aragón, Alfonso II el Castro, otorga la villa y el castillo de Escatron a la orden del Cister para proteger y repoblar la frontera cristiana.
Pronto comienzan las obras y en el 1238 se consagrará el majestuoso templo, obras que finalizarán en el siglo XIV con la construcción de su esbelta torre mudéjar.